Hay cosas que se caen de maduras, hay otras que necesitan su tiempo para madurar.
Un 27 de octubre de 2022, abría una cuenta de Instagram. Con un nombre que después de mucho dudar se me había aparecido esa madrugada.
Lo abrí porque me había embarcado en organizar una salida para un grupo de mujeres y mi perfeccionismo pudo más. ¿Cómo iba a empezar si no tenía un Instagram, una página, un mail?
Así que ese 27, cree todo eso, hice un logo que hoy me hace doler los ojos pero que en ese momento me hacía sentir orgullosa, y salí a la cancha.
Días después fue ese primer encuentro, yo pensé que vendrían un par de personas pero llegaron más de 20.
Me entusiasmé, fue la primera vez que sentí que hacer un cambio de vida era posible.
Mientras tanto en ese octubre de 2022 seguía en la multinacional, trabajando mil horas, con una hija de año y medio, viajando todos los días casi dos horas para que la cuide mi mamá, pensando que no había mucha salida a ese presente.
El 24 de mayo de 2023 a días de cumplir 40 renuncié.
Y fue en ese momento en el que A viajarlo todo, además de mi sueño se convirtió en mi negocio.
Seguí organizando algunas experiencias para mujeres y empecé a ofrecer asesorías para viajes.
Pero algo no me cerraba del todo. No sabía bien qué era pero sentía que con lo de las asesorías me quedaba corta, me faltaba algo más.
En enero empecé con Café itinerante y con cada café, con cada persona que conocía más se encendía mi chispa.
Un año después de mi renuncia, me presenté para ser embajadora de Buenos Aires para LadiesBrunch y me eligieron entre decenas de postulantes.
Pocos viajes. Poca inspiración para crear en torno a eso.
Más conexiones. Más círculos de mujeres y muchas ideas para seguir creando red.
Me di cuenta que lo que más me gustaba de viajar, no eran los lugares, los sabores, las aventuras o lo instagrameable. Lo que más me gustaba eran las personas.
Esa posibilidad de conocer desconocidos, esa posibilidad de conectar con otros mundos.
Mientras tanto y por lo bajo, sin darle ningún tipo de publicidad empezaron a surgir otras oportunidades.
Estuve en el back de dos experiencias virtuales para otras emprendedoras. Otra me preguntó qué hacer con sus redes y me terminé encargando de crearle una estrategia comercial y montarle una tienda online. Di asesorías para empezar a exportar. Y hasta se dio la posibilidad de acompañar a una artista a crear su marca personal y difundir su método financiado por un proyecto europeo. What?
¿Cómo llegaron todas esas oportunidades si no las estaba publicando en ningún lado? Contactos.
Me di cuenta de que mi historia inspiraba a otros, que mi creatividad está más encendida que nunca, que mis conocimientos son valiosos y que con todo lo que ya soy, es suficiente. Y todo lo que puedo llegar a ser con todo lo que sigo aprendiendo, lo potencia.
Se empezaron a unir los puntos. Yo que no le estaba encontrando el hilo conductor a todo esto que había creado, a todo lo que me gusta y a todo lo que sé hacer bien, poco a poco fue cobrando sentido.
Más que una marca comercial, había creado una marca personal.
Encontré cual es mi concepto, mi mantra, eso que me mueve.
Entendí que las conexiones transforman vidas y negocios. Y que a través de las experiencias que creo y el saber que comparto, puedo ayudar a las personas y a las marcas a conectar con otras personas, con experiencias y posibilidades.
Soy algo así como una principiante en este mundo emprendedor, pero con 20 años de experiencia. Nunca empezamos de cero, porque no nacimos el día que decidimos cambiar de rumbo.
Así que tomé mi habilidades para crear experiencias, mi don para comunicar, mi pasión por conectar, mi experiencia laboral creando estrategias, vendiendo y asesorando y comencé a desarrollar esos servicios.
Por eso aprovecho el aniversario de AVT, para iniciar una nueva etapa y despedir a ese nombre que tanto me dio y hacerme cargo del nombre propio.
Decidí seguir llamando a este newsletter a viajarlo todo, porque el viaje lo continuo escribiendo. Y a partir de hoy me encontrás en las redes y en la vida real como Giselle Pronesti. Así, sin abreviaturas, sobrenombres o diminutivos.
Gracias por ser testigos de mi viaje.
Gracias por volar conmigo.
Ando en ese resurgimiento, aun uniendo los puntos. Felicidades
¡Que bonito todo lo que cuentas! Yo sigo tratando de unir los puntos, solo que no me lanzo a ningún lado 😬.
Me encanta esta nueva etapa Giselle, cada día te conozco un poco más y me gustan mucho tus experiencias e historias. Un abrazo